Rosmon fue entregado a Melampo. Al principio era muy desconfiado y a veces gruñia porque tenía miedo. Creemos que vivía en una casa y no entendía lo que le había pasado.
Tomó tiempo y mucha atención, así como amabilidad por parte de los voluntarios hasta que pudo desarrollarse realmente bien. Se volvió más amoroso, más feliz y más seguro de sí mismo día para día. Actualmente, es un perro genial, dulce y optimista. Le gustan los mimos y busca la atención de la gente. Convive con machos y hembras y sale en grandes grupos.
Afortunadamente, las enfermedades mediterráneas fueron dadas negativas por un veterinario.
Buscamos personas adultas para Rosmon que le den tiempo y, sobre todo, suficiente tiempo de descanso y recuperación para que se acomode. La adaptación a un nuevo hogar podría volver a ser difícil para él. Sin embargo, vemos que con un poco de amor y paciencia es un perro estupendo y alegre.